lunes, 2 de enero de 2012


EL PACIENTE ESPECIAL EN ODONTOLOGIA





EL DISCAPACITADO: Es aquella persona cuya condición psicológica, expresión social, juego y trabajo están comprometidos por problemas físicos y/o mentales, y que le impide alcanzar su pleno potencial.



Algunas condiciones discapacitantes van acompañadas por problemas dentarios severos.

La capacidad masticatoria de muchos discapacitados está tan comprometida que se los alimenta con una dieta blanda, que en la mayoría de los casos es altamente cariogénica.



Muchos discapacitados permanecieron gran parte de su vida institucionalizados y no recibieron la   atención odontológica de rutina.



Las personas discapacitadas presentan un desafío y requiere preparación especial antes que el odontólogo y su personal puedan brindarles una atención aceptable.



Muchos odontólogos se sienten incómodos en el tratamiento de éstas personas, siendo un problema y una para el tratamiento esencial.



DISCAPACITACIONES COMUNES:



PARALISIS CEREBRAL:

Incluye a un grupo de trastornos no progresivos de los centros y vías motoras del cerebro.

El paciente es débil y está impedido de realizar muchas funciones motrices.

También puede haber retardo mental, ataques y otros trastornos emocionales.

Los pacientes con parálisis cerebral presentan muchas complicaciones en la atención odontológica, incrementados en casos de retardo mental por problemas de conducta.

Los posibles trastornos del habla pueden tornar difícil y hasta imposible la comunicación con el odontólogo.



EPILEPSIA:

Es un trastorno convulsivo caracterizado por ataques de inconsciencia o conciencia parcial, y a menudo, espasmos musculares.

Las causas son variadas, desde una lesión cerebral o encefalitis, hasta defectos congénitos.

Los pacientes epilépticos suelen mantenerse con drogas anticonvulsivas para reprimir los ataques.

El odontólogo debe conocer las drogas ingeridas por el paciente, y debe tener ciertas precauciones en caso de que un paciente experimente un ataque: no tratar de detenerlo o revivirlo, no restringir los movimientos del paciente, y no forzar las mandíbulas apretadas, pero controlando la respiración del paciente.



SORDERA:

La persona que padece sordera puede ser un buen paciente. Algunos necesitan especial preparación, pero su habilidad para descifrar las palabras a través de los labios del interlocutor, o palabras impresas, es generalmente muy buena, posibilitando la recepción de información.



Generalmente los niños con esta patología se encuentran estrechamente vinculados con sus padres o con su maestro, y en esos casos es útil la presencia de ellos en el consultorio para actuar como interlocutor e intérprete entre el paciente y el odontólogo.



CEGUERA:



Los niños ciegos requieren una especial preparación para superar su discapacidad.

Generalmente el paciente ciego no plantea problemas para el odontólogo. Sin embargo deberá ser muy cuidadoso de explicar todo lo que se realizará y disminuir los ruidos alarmantes.

Los distintos sonidos deben ser descriptos al niño con anterioridad a la utilización del instrumental que los producirá.



AUTISMO:



También es llamado síndrome de Kanner, psicosis infantil, o esquizofrenia de la niñez.

Incluye retardo mental, escasa capacidad para el lenguaje y fragilidad emocional, muchos presentan además trastornos convulsivos.



El niño autista plantea un problema en el manejo odontológico, sin embargo los niños con una extensa preparación terapéutica pueden ser aptos para la experiencia.



•Posible apatía de los padres y/o cuidador ante las necesidades odontológicas del discapacitado

debido grandes a las necesidades educacionales, médicas, etc.



•Falta de conciencia de la prevención de parte de los padres y/o educador.



• Falta de coordinación entre médicos y odontólogos para proporcionar al paciente un estado de salud total.

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